ATERRAZAMIENTO
El aterrazamiento se inventó para cultivar en terrenos muy pendientes, en La Alpujarra, es muy característico, los agricultores han tenido que ir adaptando el terreno montañoso para poder explotarlo de forma productiva.
También se le conoce con el nombre de "terreno con bancales";
un bancal, también llamado andén en los Andes y parata en el sur de España, es aquella superficie horizontal en terrenos con declives, producto de la obra humana que se sostiene por una pared o talud y que se utiliza para labores agrícolas. Se preparan en terrenos de fuertes pendientes, de más del 30%, donde no es factible la excavación horizontal.
El desarrollo de este tipo de construcciones aterrazadas escalonadas tiene relación directa con la falta de terrenos de cultivos llanos, estando íntimamente ligado a periodos con una alta densidad demográfica que obliga a poner en producción nuevos terrazgos
en otros tiempos desechados. La creación y el uso de bancales requiere
movilizar una gran cantidad de mano de obra para su construcción y
mantenimiento, los cuales terminan por abandonarse una vez se reduce el
crecimiento demográfico y ya no se requiere ponerlos en producción.
Asimismo hay que tener en cuenta que el abancalado tiene unos límites
económicos. La pendiente no ha de superar el 45% dado que la anchura de
los bancales se reduce mucho y la superficie de los muros que soportan
el terreno incrementa el gasto de construcción.
El agua del deshielo de las altas cumbres hace de
esta región una comarca privilegiada, pues permite cultivar plantas que
no serían viables en otras áreas mediterráneas, mucho más secas. Esto
posibilita el establecimiento de cultivos en pequeñas terrazas con un
ingenioso sistema de riego por acequias que procede, al menos, del siglo
x.
La agricultura y la ganadería tradicional de la
Alpujarra es, en parte, consecuencia del accidentado relieve, con
prácticas de cultivo, formas de riego y selección de especies muy bien
adaptadas a estos territorios. Los cultivos varían en altitud, lo que
se manifiesta incluso en los mismos municipios, establecidos de forma
compacta y escalonada sobre fuertes pendientes. Así, se pueden sembrar
especies con diferentes requerimientos ecológicos bien en las zonas
bajas o en las altas, lo que ha contribuido, en cierta forma, a
configurar el característico modelo de autosuficiencia familiar
alpujarreño.
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